La Gestión Cultural

     La gestión del patrimonio en Porcuna, pese a los gigantes esfuerzos concretos de algunas personas, ha sido y en buena medida es, desastrosa. Hasta 1984, año en que se traspasaron las competencias culturales del Estado a las Autonomías, las competencias estaban en  manos de los Museos Provinciales y algunos otros organismos como la Dirección General de Bellas Artes, Archivos y Bibliotecas, que hacían poco o nada para siquiera conocer los daños al Patrimonio. Con el traspaso de competencias se estableció una red administrativa, basada en la Comunidad Autónoma Andaluza en la creación de una Consejería de Cultura dentro de la que se estableció una Dirección General de Bienes Culturales y se desarrolló una división en Delegaciones Provinciales, que a su vez tenían en una Comisión Provincial de Patrimonio su órgano consultivo. Las grandes leyes de Patrimonio, española de 1985 y andaluza de 1991 entre otras y estos organismos crearon en conjunto un sistema que teóricamente debería conseguir la protección del Patrimonio. A nivel local no existen competencias legales pero sí responsabilidad de colaboración y normativa urbanística que debe contemplar la protección de dicho Patrimonio. Toda esta compleja realidad, no ha servido para proteger el Patrimonio salvo en muy contados casos, dado que una realidad con otros intereses, incurias, ignorancias, poderes y desidias han pesado más en la balanza que la conservación del Patrimonio, produciéndose centenares de destrucciones, barbaridades y salvajadas, que a día de hoy aún no han visto su fin.

     Por la inadecuada gestión patrimonial, autonómica, provincial y municipal y la indiferencia o directamente la hostilidad de los vecinos, ante un patrimonio que es suyo y del que recelan precisamente por esa mala gestión,  se corre el riesgo de que el este inmenso legado histórico-cultural y arqueológico generado por la actividad humana durante la larga historia de Porcuna desaparezca casi por completo antes de cumplidos los próximos cincuenta años.

     En último lugar, pero no por ello menos significativo está el expolio patrimonial y arqueológico. Ladrones y expoliadores de diferentes naturalezas han esquilmado el patrimonio de Porcuna de elementos, normalmente muebles y de carácter  estético o artístico, escudos, esculturas, monedas, etc. El paradigma de estos expoliadores es el de los que usan detectores de metales para buscar monedas, que en ese delictivo afan provocan daños en los yacimientos y sustraen patrimonio al pueblo. Pero no sólo es este el expolio, Porcuna también ha sufrido una pérdida mayor, provocada por las instituciones públicas, sobre todo museos, fuera de su territorio. Son centenares los materiales de Porcuna que se encuentran expuestos en museos de toda España, siendo su ejemplo más doloroso el de las famosas esculturas de Cerrillo Blanco, disociadas de su lugar y expuestas ahora en el Museo Arqueológico de Jaén, con la intención de no devolverlas a Porcuna, donde tienen sentido y se imbrican en su proceso histórico, sino que sirvan al beneficio de un colonial, anticuario y reaccionario "Museo de Arte Ibérico" en Jaén.